<p dir="ltr">Con la pol&iacute;tica como espacio de cobijo, pero sobre todo habitada o descubierta desde la desintegraci&oacute;n, los personajes de &quot;Uno no decide lo que ama&quot;, la primera novela de Ignacio Veliz, forman parte de una experiencia colectiva en el conurbano bonaerense en los a&ntilde;os post crisis de 2001, y sus vivencias, contradicciones y ambiciones conforman el proyecto del autor: &quot;Pensar por d&oacute;nde pas&oacute; un proyecto de poder en una generaci&oacute;n&quot;. &nbsp; <p dir="ltr">&quot;Quer&iacute;a pensar el tr&aacute;nsito del conurbano a Capital, la mudanza, el desplazamiento, c&oacute;mo se reelaboran las im&aacute;genes. Hay algo de cierta exaltaci&oacute;n rom&aacute;ntica de la peculiaridad aut&oacute;ctona que siempre me hinch&oacute; las pelotas. Borges dec&iacute;a que la autocton&iacute;a es una moda europea que los nacionalistas deber&iacute;an rechazar por for&aacute;nea. Lo mismo pasa con el conurbano, los conurbanistas me agotan, me generan rechazo&quot;, destaca el autor en di&aacute;logo con T&eacute;lam en un bar de San Telmo. &nbsp; <p dir="ltr">Veliz (General Rodr&iacute;guez, 1987) dice que la novela, publicada por Blatt&amp;R&iacute;os, &quot;fue escrita contra esa pereza ontol&oacute;gica de creer que hay un c&uacute;mulo de virtudes en el conurbano s&oacute;lo por el hecho de ser conurbano. O al rev&eacute;s, s&oacute;lo hay policiales&quot;. Le interesaba &quot;lo que pasa cuando te vas de un lugar y eso se vuelve una especie de fantasmagor&iacute;a&quot;. &nbsp; <p dir="ltr">Entre sus lecturas clave aparece &quot;Punctum&quot;, de Mart&iacute;n Gambarotta, pero tambi&eacute;n &quot;una constelaci&oacute;n de lecturas que estuvieron rondando&quot; durante la escritura como &quot;Pensar sin estado&quot;, de Ignacio Lewkowicz, que es un ensayo sobre 2001; &quot;Los espantos&quot;, de Silvia Schwarzbock; &quot;Oraci&oacute;n&quot;, de Mar&iacute;a Moreno; &quot;El beso de la mujer ara&ntilde;a&quot;, de Manuel Puig. Y adem&aacute;s Perlongher, Lemebel, el poemario de Carlos Godoy; y algunos ensayos musicales del cat&aacute;logo de Caja Negra en relaci&oacute;n a la nocturnidad, como &quot;La historia secreta del disco&quot;, de Peter Shapiro. &nbsp; <p dir="ltr">&quot;Son los a&ntilde;os que siguieron al 2001 y el conurbano es la misma tierra quemada y hostil que ahora, pero, como toda tierra quemada y hostil, era tambi&eacute;n la tierra prometida&quot;, dice en las primeras p&aacute;ginas Valent&iacute;n Molina, el narrador de esta historia situada en una localidad del tercer cord&oacute;n donde se inicia este diario de duelo.